Imagínate que no hubiera vida humana sobre el planeta y sólo estuviera habitado por plantas y animales. ¿Habría pasado y futuro? ¿Podríamos seguir hablando del tiempo de manera significativa? Preguntas como “¿qué hora es?” o “¿qué día es hoy?”, si alguien las preguntara, no tendrían ningún sentido. Al roble o al águila les parecerían divertidas. Contestarían: “¿Qué hora es?...Bueno, es ahora. ¿Qué otra hora puede haber?”
“El poder del ahora”. Eckhart Tolle. Ed. Gaia. Y pienso: no sé si voy a poder. Quedan casi 100 kilómetros por delante y todo y que tengo buena salud, no soy una gran deportista. La práctica de yoga, hace que tenga un cuerpo ágil y una muy buena respiración, pero tengo miedo de llegar reventada a la siguiente etapa y con ampollas en los pies. Me digo: Adelante! Que es algo que me digo a menudo cuando me quiero hacer la fuerte o la valiente...Y empiezo a andar, un paso, otro, y luego otro... Y voy entrando despacito en la naturaleza. Voy sintiendo una tranquilidad interna grande. Puedo percibir los colores cada vez con más nitidez y los sonidos se van clarificando en mis oídos. Siento una fusión con la naturaleza. De repente, veo pasar casi corriendo a otro peregrino y me percato que no me importa llegar a ninguna parte y que disfruto de cada paso. Mi compañero va delante pero no quiero correr y perderme toda esta sinfonía que explota a mi alrededor y por unos instantes, entro en silencio conmigo, y ya no necesito nada más. Tengo un objetivo pero no corro para alcanzarlo. Al terminar el viaje salgo del Camino de Santiago renovada y sorprendida. Seis días han bastando para poner en orden mi mente y sentirme muy muy en paz. Luego siento que me gustaría compartir esta experiencia con más personas, mostrarles que lo importante no es llegar a la siguiente etapa sino vivir cada momento intensamente. Del deseo de compartir esta experiencia nace Santiyoga. En el título del artículo cito porqué considero que es importante la práctica de la meditación en el Camino de Santiago y lo creo porque es la manera de ahondar en lo esencial, en no perdernos nada de nada. Si aprendemos a parar ,haremos del Camino un viaje extraordinario. ¡Te lo aseguro! La caminata es ya de por sí una meditación en movimiento, si somos capaces de dejar el reloj externo y escuchar nuestro propio ritmo. ¿Cuántas veces, a lo largo del día paramos a escucharnos? El Camino de Santiago es una muy buena ocasión para hacerlo. Enseñaremos varias técnicas a lo largo de los días para ir entrando despacito. Si no estamos acostumbrados a meditar será bueno que alguien nos guie en nuestros primeros pasos y si somos ya meditadores, entraremos con más facilidad en los ejercicios que iremos proponiendo. Quiero recalcar que muchas personas creen que la meditación es dejar la mente en blanco y que por tanto esto no es para ellas, porque no van a poder, pero nada más alejado de la realidad. La función de la mente es pensar y está diseñada para ello. Lo que sí es importante es la cantidad y calidad de los pensamientos, por lo que la meditación actuaría como una escoba: limpia y despeja la suciedad mental. La meditación es el cultivo del ahora. Eso es lo que nos aporta. Ser consciente de lo que está pasando en el instante presente, sea bueno o malo. Sólo observamos sin juzgar. El pasado olvídalo, no volverá y el futuro nunca llegará. Cultiva el presente, como lo que es, un regalo y tendrás una vida vivida. Susanna Garcia
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AutoraSusanna Garcia Archivos
May 2021
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